Punto de encuentro (Privado Ryu)

Había recibido un paquete que tenía que entregar a un destinatario, el problema era que el nombre no tenía el apellido muy leíble que se diga, Ryu...Aoi...y luego el apellido se cortaba por el estado del paquete al ser recibido por el mensajero, quien solo miraba el paquete fijamente mientras caminaba, esperando poder deducir que nombre era el que tenía el destinatario para poder encontrarlo y poder enviar el paquete a manos del legítimo dueño.

Uno que otro se le quedaba mirando por la fijación con que miraba el paquete, o quizás eran las alas que tenía a la vista....y es que la abeja no se daba cuenta de que estaba mostrando sus alas libremente, es que para buscar la calle era más fácil por los aires, pero la intriga de para quién era ese paquete lo hizo olvidarse de guardar sus alas al aterrizar en un callejón y finalmente salir a las calles. Albino, corto cabello platino y ojos violáceos que relucían, una bufanda cubriendo su cuello y un atuendo azul con detalles dorados que claramente hacían alusión a un traje de mensajero, una maleta cargando con el siempre, realzando su mismo trabajo, ser un mensajero y en ese momento las alas, finas, delgadísimas, transparentes prácticamente, y en una forma de hoja, terminando en punta y propocionales a su cuerpo, para poder elevar este por supuesto.

Uno que otro pequeñito que iba con sus padres anunciaba ''un hada''...pero claro, las hadas son diferentes y por lo regular no van por ahí buscando a un Ryu Aoi...a saber que más sería su nombre, por que se notaban letras pero no se distinguían con exactitud que eran...estaba demasiado interesado en descifrar el apellido que ni siquiera se daba cuenta que la gente se comenzaba a alejar de el por las mismas alas, pues parecía que los humanos ahí temían de las cosas que no fueran usuales o comunes y ver a un humano con alas de insecto no era algo común de verse, había que hacer notar.

Miró al frente y entonces se dio cuenta de las miradas que recibía, cayendo en cuenta de su error, movió estas a manera que no fueron notables en segundos, velocidad sónica, y elevó su cuerpo rápidamente cubriéndose medio rostro con la bufanda y medio rostro con la gorra que solía usar, voló alejándose de ahí con suma pena y queriendo que no se notase más su rostro pues no le convenía que la gente supiera que se trataba verdaderamente de una abeja mensajera y que el nombre no solo era el mote que había recibido por su trabajo de mensajero y por la abeja que estaba en su gorro dibujada con piedras hermosas.

Era el nombre por que en efecto era una abeja.

Se quedó en la cima de un techo sentándose al borde con los pies colgando y el paquete entre manos, pensando aún cual sería el apellido completo de la persona que tenía que recibir el mismo paquete.

Esto será difícil...

Inquirió para si mismo mientras observaba a las masas de personas desde arriba andar de lado a lado.

Un largo suspiro se escapó de mis labios mientras caminaba por la calle, llevaba mis manos metidas en los bolsillos de mi pantalón azulado, mirando sin ningún interés al frente, como si nada me importara, mis cabellos del mismo color que la mayoría de mi ropa se movía a mi compás, hoy era un día demasiado aburrido... y ese paquete no llegaba.

-Aaah~~ Asco de día.

Me dije a mí mismo, para colmo ya había terminado de entrenar, no tenía nada que hacer el resto del día, aunque tampoco es que tuviera algo que hacer normalmente, me rasqué la cabeza mientras miré al cielo, fue entonces cuando me pareció ver algo de color azul volar hacia un edificio, no le dí demasiada importancia, esas cosas era algo a lo que estaba acostumbrado, pero... al verlo me hizo sentir algo nostálgico, me apoyé en una valla y empecé a observar como los coches pasaban de un lado a otro, mientras reflexionaba.

-¡Ey! ¡Aoikaze!

Escuché a mis espaldas, pero no me giré si quiera me moví un centímetro, los había notado desde hace tiempo, como me seguían por la calle, pero como a todo, no le dí demasiada importancia, aún sin apartar mi mirada de la carretera, les dije con una voz fría e indiferente:

-¿Qué es lo que queréis...?

Una vez terminé de hablar me giré para verlos, era el mismo estereotipo de siempre, unos cinco hombros trajeados y vestidos de negro, de una forma demasiado sospechosa como para salir a la calle, realmente... no sabía que era lo que se creían, comencé a andar a uno de los callejones que formaban dos edificios, no quería causar ninguna conmoción en la calle, ellos como era normal me siguieron, apoyé mi mano en el edificio de mi izquierda, ahora que recordaba, era el mismo edifico en el que ví a esa cosa entrar...

-Nos ha enviado tu padre...

Seguía dandoles las espalda, eso era algo que ya tenía sabido, nadie querría algo de mí de no ser por mi padre, pero claro... no venían a pedirme un favor, o dinero o que volviera con mi padre, lo que querían era...

-Hay un gran precio por tu cabeza ¡Ryu Aoikaze!

Me dí la vuelta para dejar de darles la espalda, esos matones ya se habían transformado en lo que de verdad eran, licantropos, los cinco, los cuales poco a poco comenzaron a caminar hacia mí.

-Ah... que problemático.

Me llevé la mano hasta mi espalda, donde reposaba colgada mi preciada espada, agarré el mango y poco a poco comencé a desenfundarla, su filo carmesí brillaba en la oscuridad del callejón y en este comenzó a sentirse un aire purificador.

-Supongo que no hay otra manera...

Sentía que el trabajo no iba a salir como debiera, y eso era algo malo por que la abeja si había algo que consideraba que no debía fallar, era en su trabajo como mensajero, miraba el paquete aún intentando adivinar el apellido del destinatario del paquete que tenía entre sus manos.

Aoizuka....Aoidruper...Aoisora...Aoimono....

Intentaba averiguarlo mientras sus pies se mecían de lado a lado tranquilamente, aunque por dentro estaba que se moría, por que no había logrado encontrar al destinatario de ningún modo, no se valía.....era su trabajo lo más importante para el y no podía encontrar al destinatario que tenía que recibir el mismo en sus manos, eso no podia ser considerado un buen día, no señor.

Unas voces hicieron que bajase un poco la mirad,a notando unas criaturas ahí abajo, como lobos....una voz fuerte...¿Aoikaze?..miró el paquete, las letras borrosas y luego al tipo, recordó el nombre que había escuchado ....luego observó el paquete nuevamente, de manera fija, volviendo a regresar su mirar y atención a donde estaba el chico que ahora parecía estar involucrado en problemas severos para tener a licántropos tras de el, y más con eso del precio de su cabeza, se dejó caer por que según su deducción ya había encontrado al destinatario y no iba a dejar que matasen a un destinatario de un paquete suyo, no almenos hasta no entregar el paquete, para que quedara en conste que el dio el paquete a un destinatario con vida.

Cayó directamente en uno de los licántropos, sentándose en seguida en el lomo del lobo aquel, sujetó el pelaje del mismo con fuerza mientras dejaba salir de sus manos diminutos aguijones que paralizaron el cuerpo del lobo dejándolo caer al suelo con la abeja aún sobre este, aunque claro, por su pinta era demasiado difícil que se notase que era una abeja, miró donde estaba Ryu.

¿Ryu Aoikaze?...tienes un paquete...lamento la demora, el nombre estaba incompleto....

Sacó el paquete estando aún sobre el paralizado lobo, ofreciéndolo al chico para que lo tomase.

Solo nescesitaré una firma de que el paquete llegó a ti....gracias por la preferencia y paciencia....

Sonrió suavemente apenas, no dando importancia a que ahí habían más lycans...pues el iba a hacer su trabajo, no otra cosa.

[Off: Siento el retraso Gauche o.< no he tenido mucho tiempo]

Una vez con mi espada desenfundada miré a los lycans, solté un largo suspiro, agarré con fuerza el mango de mi espada y los miré fijamente, pero cuando fui a lanzarme hacia ellos algo cayó del cielo y aterrizó sobre uno de los lobos, yo lo miré fijamente confundido ¿Quién iba a ayudarme? no había nadie que quisiera hacerlo, me quedé también extrañado cuando dijo mi nombre ¿A caso sería otro matón en busca de mi cabeza, pero cuando sacó el paquete mi cara se iluminó llena de ilusión cosa que raras veces pasaba, corrí hasta el chico y agarré el paquete feliz, como si me tratara de un niño de cinco años en navidad, por fin, por fin estaba entre mis manos.

-¿Firmar, donde? y tranquilo lo importante es que ha llegado, no pondré ninguna queja.

Puse el paquete bajo el brazo en el cual no sostenía la espada y miraba al chico esperando que me dijera donde firmar, los lycans nos miraban con furia, ya que se sentían ignorados y menospreciados, uno de ellos que estaba a mí lado se abalanzó sobre mí mientras me gritó:

-¡¡Deja de jugar con nosotros!!

Rápidamente le corté de arriba abajo en un corte en diagonal, sin siquiera mirarle, no tenía sentido de que mi padre enviara a alguien tan debil, quizá solo fuera para provocarme, el licántropo cayó al suelo con la herida en su pecho y volvió a su forma humana debido a la gravedad de la herida, pero no moriría, otro de los lycans se lanzó a por mí como el otro, solo que de la otra dirección, tuve que bloquear su golpe ya que no quería que el interior del paquete se dañara, haciendo que retrocediera, alejándome del chico, los otros dos restantes estaban espaldas del chico preparados para atacarle sin piedad.

Entregaba el paquete al chico, estaba lleno de ilusión al parecer apenas lo tomaba, era lo bueno de su trabajo el ver como los que recibían sus paquetes parecían tan alegres tras recibirlo, la alegría y felicidad que mostraba....

Sin duda alguna su trabajo valía la pena.

Notó un lycan que estaba enojado, pero lo ignoró, estaba de jornada y no iba a fallar por eso. Sacó una hoja cual mostró al muchacho, señalándole con el índice en la zona donde debía poner su firma debida.

Es aquí...por favor, una firma y con eso bastará, y otra vez gracias...

Musitó como si nada mientras esperaba la firma pacientemente, los lobos aquellos parecían que iban a atacar nuevamente, los observó por sobre su espalda, no entendía por que parecía que igual lo iban a atacar a el si apenas había llegado y no tenía nada que ver, solo había llevado un paquete y ya. Suspiró suavemente, antes de dejar que se notasen sus alas, cuales emergieron por bajo el saco que no resultaba ser muy grande, agitó sus alas con fuerza un poco, y sin más dejó que una onda sónica emergiese de su acto, cual fue suficientemente fuerte para poder tronar los tímpanos de los canes, pues la onda fue liberada a sus espaldas, aunque pudiera escucharse n oafectaba como a los que estaban tras de si, no se bajaba tampoco del paralizado lobo, al cual volvía a picar con uno de los aguijones diminutos, para que no pudiera moverse, sus alas dejaron de hacer esa onda, dejándo de moverlas, miró nuevamente al chico ofreciéndole la hoja otra vez.

Lamento haberte interrumpido si es que estabas en algo importante...

Miró donde los lobos por sobre su hombro, aún estando cómodo sobre el lycan en el que había caído.

Y no entiendo por que parece que también me han incluído en sus líos...yo solo vine a entregar un paquete, señores, ya me retiro en breve....

Observó fijo a los lycanes que no parecía escuchar, claro, no escuchaban por que sus tímpanos habían sido reventados por la fuerte onda sonora que antes les había enviado, suspiró suavemente, quizás debió hablar antes de dejarlos sordos.

Volvió a mirar al chico para ver si le podía firmar, si tenía otras cosas que hacer antes de poder dar su firma, esperaría igual.

(No te preocupes ^^ )