Había sido un día largo, o mejor dicho, noche. Ya era como el mediodía y aún seguía deambulando libremente por la ciudad. Sin saber cómo, fui a parar a los callejones; y lo último que recordaba era.. El suelo. Mi cuerpo tirado en el suelo, cansado. Supuse haberme desmayado. De cualquier modo, no sabía cómo había llegado hasta aquí, y a pesar de ser de día, estaba todo bastante oscuro. Quizá fuese porque el cielo estaba muy nublado, se notaba que pronto comenzaría a llover, y sería una tormenta bastante fuerte.
Los callejones no eran los lugares precisamente más seguros, y menos para alguien indefenso o inocente como yo. Daba igual, sólo quería salir de este sitio, o conseguir un refugio para evitar una futura tormenta.
Anduve vagando a pasado lento, aún estaba algo débil y cansado. No veía forma alguna de encontrar una salida; ¡diablos! Estos callejones eran como laberintos sumamente confusos; parecían no tener escapatoria alguna. Comenzaba a molestarme la situación. Intenté correr, pero tropecé debido a mi cansancio, provocando algunos raspones en mis piernas y manos; una herida se formó en mi rodilla derecha, de la cual comenzó a fluir sangre, bastante para una herida tan pequeña. Ah, era frustrante, el hecho de estar cansado, débil, no recordar cómo llegué aquí y encima estar herido.. No era uno de esos días gratificantes que daban placer y alegría, precisamente. Seguramente, en un lugar así, había algún que otro ser oscuro hacechando y esperando, para poder atacar. Estaba sangrando, el olor a sangre podría atraerlos, y si no era eso.. Era un ser puro, sentirían mi precensia. Dios, ¿por qué era tan negativo y sólo pensaba en cosas malas? Podría venir alguien a ayudarme, pero viendo la realidad del asunto y el lugar.. Lo veía casi imposible, ciertamente. Me molestaban estas situaciones, mi orgullo me impedía el verme infedenso, pero.. ¿qué más podía hacer en estas condiciones?
Me arrimé suavemente contra una de las paredes, sentándome en una esquina, algo oscura y que me tapaba un poco, pero aún se me podía ver. Mi respiración era cortada y algo rápida; jadeaba. Me quedé allí, esperando a ver si alguien venía, o a descanzar un poco y poder seguir, al menos hasta poder salir de este sitio que me enredaba mi mente y ponía los nervios de punta.
Una fuerte ventizca azotaba el lugar, sin duda; comenzaría pronto a llover y fuertemente. El viento que soplaba era intenso y potente, seguro estaba causando desastres por ahí este viento. Comenzó a llover. El agua caía ferozmente del cielo, como con ira, mojando todo a su paso, sumándose al viento para causar miedo y caos. Había truenos y relámpagos y los callejones no eran un lugar seguro. Rogué que nada me pasase, cerrando mis ojos suavemente, resignándome a la esperanza de que alguien llegase y por lo menos, me indicara cómo salir.
-Me gustaría estar en el hall del instituto, seguro allí habría un aire acogedor y calentito.. Aquí hace frío.. y estoy muy mojado ya..- pensé en voz alta, dejando salir un suspiro pequeño, algo triste a la vez.