Era de noche, había una luna llena preciosa, y yo había llegado hace poco al instituto; para ser exactos, al atardecer de este mismo día. Quise dar un paseo por el jardín, para así contemplar el bello cielo, adornado por millones de estrellas y una luna enorme preciosa.
Me dirigí a dicho lugar junto a un canción que había compuesto mi hermano Kaoru para mí; debía ensayarla un poco, y.. ¿qué mejor momento que bajo la luz de la luna llena? Ciertamente, mi voz se volvía amena, pacífica e hipnotizante cuando le cantaba a ese cuerpo celeste, pero pensé que nadie iba a oírme a estas horas, y como era tarde, no era conveniente que buscase a "esa persona".
Me recosté suavemente contra el tronco de un árbol, con bastantes hojas para ser otoño. Había una brisa muy agradable, algo fría, pero tranquila, la cual provocaba que algunas hojas siguieran cayendo. Tomé la melodía que habían compuesto para mí, y proseguí a entonar la letra. Era muy bella a decir verdad, y era especialmente para cantarla estos dias, donde mi voz era más hermosa y agradable que otros días.Trataba de la esperanza y fe por realizar tus sueños, por no rendirse, por el apoyo que siempre iba a brindar, entre otras cosas. Mientras cantaba con suma dulzura, caían algunas pequeñas y casi invisibles lágrimas, que rodaban por mis mejillas, traviesas iban mojando con suavidad mi rostro. Me era imposible olvidar algunas cosas, pero debía practicarla, sin importar si me dañase o me hiciese recordar malos momentos.
-Aah, ¿por qué simplemente te has ido? -susurré, soltando un suspiro algo quejoso, extrañaba bastante ciertas cosas.